Todo lo que la fisioterapia puede hacer por tu lactancia materna

Como cada último viernes de mes, hoy tenemos una entrada escrita por una colaboradora y amiga: Elisabet Soto. Una (gran) fisioterapeuta especializada en embarazo y postparto, fisio respiratoria pediátrica y lactancia materna.

Y de esto último nos va a hablar en el post de hoy: ¿sabías que la fisioterapia puede jugar un clave a la hora de que todo vaya correctamente en una lactancia?

Además, no quiero dejar pasar la oportunidad de recordar que Elisabet será la encargada de impartir uno de los talleres de noviembre: “fisioterapia respiratoria para familias” (aquí toda la info). Un taller interesantísimo en el que aprenderéis, entre otras cosas, a realizar un lavado nasal correctamente.

Sin más, ¡os dejo con su post!


Desde el año 2001, la OMS establece en su Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño (WHA55A55/15, párrafo 10), que la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los seis meses de vida del lactante, y después, acompañada por otros alimentos, debería llegar, mínimo, a los dos años de vida.

Sin embargo, y a pesar de que las asociaciones de pediatría de medio mundo, y otros organismos como UNICEF, respaldan la recomendación, en España las tasas de lactancia materna (LM) son catastróficas: solo un 47% de los bebés son alimentados con leche materna a los seis meses de vida, y sólo un 28´5% lo hacen de forma exclusiva. Es decir, un 70% de las familias no están siguiendo las recomendaciones oficiales. ¿Por qué sucede esto?

La lactancia es la norma biológica en la alimentación del bebé. Se trata de un saber asociado a nosotras como mamíferas, como especie, y comunitario. La lactancia se veía, se compartía, y se transmitía. Fue a finales del siglo XIX cuando hombres, médicos, empezaron a escribir y documentar la lactancia. Y fue a principios del siglo XX que aparecieron las primeras leches de fórmula, y con ello llegó el descenso en las tasas de LM. Hubo un punto en que solo un 20% de los bebés eran alimentados con leche materna.

Con el descenso en las tasas llegó el descenso en la transmisión de saberes… Y la lactancia quedó en manos de quienes menos sabían, los médicos.

Este es el origen histórico del fracaso de muchas lactancias, la desinformación. Hemos normalizado que para lactar hemos de sufrir grietas y dolores, mastitis, osteoporosis, y que se nos caerá el pelo. Y que muchas de las madres ni siquiera tienen leche para su bebé.

No podemos estar más erróneas. La lactancia no duele y todas tenemos leche suficiente.

¿Nos plantearíamos que nuestro páncreas no esté funcionando? ¿Por qué no lo van a hacer mis mamas? La norma biológica es que nuestros órganos funciones, todos, hígado, páncreas, riñones y, sí, mamas. Siempre puede aparecer algún caso de hipogalactia real, como también puede aparecer un enfisema en un pulmón, o una fibrosis quística. Hablamos ya de patología.

Pero la norma biológica, en condiciones de salud, es que las mamas produzcan leche. El primer paso para recuperar la LM es recuperar la confianza, pero también el conocimiento.

No podemos negar que hay bebés que no ganan el peso que deberían, y mujeres que sufren inmensos dolores y heridas. Y casos de baja producción. Muchos de estos problemas se solucionan corrigiendo la postura en la toma. Ojo, cada postura, aunque existan pautas generales, es individual, porque cada pecho es diferente, como también lo es cada bebé. Otras muchas veces, en cambio, la postura no resuelve el problema. Y aquí es donde la fisioterapia puede ayudarnos. Desde un asesoramiento postural, enfocado en las características individuales de cada diada madre-bebé, a un análisis profundo de los posibles problemas que dificultan la lactancia.

¿En qué puede ayudar la fisioterapia en nuestra lactancia?

Existen anquiloglosias (lenguas con movilidad reducida) causadas por un suelo lingual fibroso, que podemos tratar manualmente sin necesidad de cirugías. En caso de cirugía de frenillo sublingual, el fisio ejecuta el tratamiento postquirúrgico para evitar adherencias, fibrosis retracciones del tejido.

Y también existen, con más frecuencia de la que pensamos, pero menos evidentes en la valoración, disfunciones musculo esqueléticas sufridas en el parto. No nos sorprende que una persona tenga dolores de espalda y cuello, mareos o cefaleas tras un accidente de tráfico. Pero infravaloramos el trauma físico al que el bebé es sometido en el parto, especialmente aquellos en los que se administra oxitocina sintética, o se utilizan fórceps o ventosa (por no hablar de la famosa maniobra Kristeller).

La columna vertebral de un recién nacido apenas tiene fuerza ni estabilidad, y es muy frecuente encontrar contracturas cervicales o disfunciones a otros niveles vertebrales. Y esto provoca dolor e incomodidad en ciertas posturas.

Las disfunciones craneales, muy frecuentes en partos instrumentales, afectan de un modo directo a la lactancia por compromiso directo de los pares craneales, nervios que cruzan el cráneo a través de pequeños orificios en el mismo, y que están implicados en la inervación de las estructuras que el bebé usa en la lactancia (como son la lengua, labios, o la garganta).

Y la sacroileitis, inflamación de las articulaciones que unen el sacro con los huesos iliacos en la pelvis, es una afectación muy dolorosa, que impide al recién nacido lactar por el dolor, conciliar el sueño profundo, o simplemente, reposar tranquilo y aprender de su entorno. Aparecen como consecuencia a la presión ejercida por el fondo uterino en la pelvis del bebé durante las contracciones, y se ve agravada en el caso de administrar oxitocina sintética.

Es competencia de un fisioterapeuta valorar todas estas disfunciones y tratarlas, lo que supone, no solo la solución a las dificultades de la lactancia que hayan aparecido como consecuencia, si no una mejora sustancial en la calidad de vida del recién nacido, eliminando dolores y otros síntomas y permitiendo su correcto desarrollo psicomotor.

Además, estas dificultades que pueden presentar los bebés en la LM conllevan a un descenso en la producción de la leche. No es hipogalactia, pero sin el estímulo adecuado de un bebé que lacta correctamente, el mecanismo hormonal encargado de la producción, se ve afectado.

Me pregunto cuántas madres que “no tuvieron leche” hubieran mejorado su producción habiendo tratado al bebé a tiempo.

Mi consejo es que, al comienzo de cualquier problema en la LM, acudamos a un profesional cualificado para examinar y valorar la toma. Si es necesaria la intervención de un fisioterapeuta, nos derivará al mismo. No dejemos que las grietas lleguen a establecerse, ni que sea necesario suplementar por la poca ganancia de peso.

Cuanto antes actuemos, más exitosa y placentera será nuestra lactancia.

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