Un viernes más os traigo un post escrito por una colaboradora/amiga (una, que está muy bien rodeada :P). En esta ocasión nos salimos un poco de la temática embarazo-parto-postparto para hablar de algo de lo que bien poco se habla: la educación sexual en las aulas.
Y es que cuando le pregunté a Estefanía, una gran maestra y mami de dos preciosas niñas, sí quería participar en este (modesto) blog, no lo dudó ni un segundo. No dudo en ayudarme escribiendo un post, y no dudó en la temática del mismo.
Como podréis comprobar en su escrito, Estefanía lo tiene muy claro: es fundamental en la educación de nuestros pequeños. Permitidme que os haga un poco de ‘spolier’ con una frase que, creo, lo resume todo: ‘el alumnado necesita respuestas a sus inquietudes para, así, poder desarrollarse como personas íntegras, capaces y libres’.
Hace 11 años pisaba por primera vez un aula para dedicarme a aquello que siempre había soñado. Por aquel entonces la educación sexual no entraba dentro de mis objetivos ni de mis prioridades. A veces se daban situaciones “incómodas” en las que me veía respondiendo tarde, mal y nunca a alguna pregunta, pero poco más. Lo que si pude ver ya entonces es que esas inquietudes sexuales se despertaban mucho antes de lo que yo recordaba.
Con el paso de los años, curso tras curso, mi visión respecto a muchos temas ha ido cambiando. Además, el hecho de ser madre marcó un punto de inflexión en mi carrera: desde ese momento supe que quería ser la profe que me gustaría que tuviesen mis hijas.

La experiencia, la vivencias, aprendizajes de compañeros… todo ha ayudado a que mi opinión y, sobre todo, la forma de enfocar muchos temas relacionados con mi trabajo, haya ido transformándose hasta formar la profesional que soy hoy. Y hoy os vengo a hablar de cómo ha cambiado mi visión respecto a la educación sexual.
La educación sexual en las aulas: la realidad actual
Si echamos la vista atrás y pensamos en un aula de, por ejemplo, los años 80, todas tenemos más o menos claro que hablar entonces de educación sexual se veía muy lejano. Pues bien, 40 años después siento deciros que las cosas no han cambiado demasiado.
Siempre hablando desde mi experiencia y bajo mi punto de vista (soy interina y, por suerte o por desgracia, he ‘pateado’ muchos coles), el tema de la educación sexual en los centros educativos (al menos en Cantabria y Asturias) está un poquito… ¿cómo decirlo?… flojo.
En las leyes educativas actuales no hay ninguna referencia explícita que haga alusión a la educación sexual como tal, si bien está repleta de referencias constantes a aspectos tales como: el respeto a las diferencias, actitudes contrarias a la violencia o a cualquier estereotipo sexista. Esto significa que queda en manos de los centros educativos,y en último término de cada docente, interpretar estos puntos y elaborar un plan de trabajo.

La realidad es que esto prácticamente no sucede y en los centros educativos, como mucho, se da algún taller o alguna charla de forma esporádica.
Hace tres años pude presenciar un taller, dirigido a alumnos de 5º de primaria e impartido por una sexóloga, en el que se trabajaron los estereotipos sexistas. Tuvo una duración de 4 sesiones y me resultó muy interesante pero, a mi parecer (y creo que al del alumnado también), se quedó bastante corto. Durante el resto del curso todo lo que trabajamos en el aula respecto a la educación sexual, lo podemos reducir a actividades de mi cosecha a través de cuentos, juegos, debates…etc..
Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que la realidad es que la sexualidad es un tema que despierta muchísimo interés entre los jóvenes. Cada vez tienen acceso a más información a edades más tempranas, por no hablar de la sexualización de gran parte del contenido que consumen en redes sociales.
Y las maestras y los maestros nos ‘damos de bruces’ con esta realidad: está ahí y debemos asumirla, pero con el hecho contradictorio de que a muchas familias (a más de las que os podéis imaginar), la educación sexual les parece un escándalo.
Y esto, como comprenderéis, es un problema.
Por otra parte la formación en educación sexual que recibimos los y las profesionales de la educación es muy escasa, a pesar de que se trata de un tema complejo en el que es fundamental estar bien formado para poder abordarlo de la manera más correcta.

Así que lo que nos queda es ser autodidactas y poner lo mejor de nosotros para que la sexualidad en las aulas se trabaje y esté presente. El alumnado necesita respuestas a sus inquietudes para, así, poder desarrollarse como personas íntegras, capaces y libres; lo que, a mi parecer, es uno de los objetivos fundamentales de la educación.
Para ir terminando con mi alegato a favor de a educación sexual en las aulas, quiero señalar tres aspectos que considero fundamentales:
– Concienciación y formación para las familias. Es totalmente necesario que asumamos la realidad en la que se mueven nuestras hijas e hijos. No vale mirar para otro lado.
– Formación para el profesorado. Es esencial que los docentes estemos formados en educación sexual.
– Apoyo de la administración. En primer lugar, ofreciendo la formación necesaria y, en segundo lugar, quizá sería necesaria una mayor contundencia a nivel legislativo.
Como os decía al principio, las cosas no han cambiado tanto… y si hablamos de educación sexual, menos aún. Es necesario más trabajo y más voluntad para que la educación sexual deje de ser una anécdota en nuestras aulas y sea una parte fundamental en la educación.
Así lo veo yo… un tema “peliagudo” pero del que es totalmente necesario hablar. ¿Cómo lo veis vosotras?
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