«Va pasando el tiempo… se acerca el día del parto… y empezamos a pensar en el famoso masaje perineal… ¡nuestra matrona nos lo ha nombrado varias veces en las clases de preparto!
¡Ay! ¡Pobre suelo pélvico! Nadie te piensa hasta que entran los miedos…«
Tarde o temprano, casi todas acabáis preguntando por el suelo pélvico y el miedo al desgarro. El suelo pélvico sufre mucho el día del parto, eso es innegable; pero cómo esté también nos afectará en la recuperación postparto: pasarlo con una herida con puntos “ahí abajo” (aprovecho para decir que “ahí abajo” se llama vulva, al menos, la parte visible) no es agradable para nadie.
Sobre todo en mujeres que van a parir por primera vez (primíparas), es relativamente común que se produzcan desgarros que, en su mayoría, no suelen ser graves y no suelen conllevar problemas en su curación.
Pero, también hay que tener en cuenta que un desgarro no es la única herida que podemos tener en el periné. También podemos tener una episiotomía, que es el corte quirúrgico que se realiza en el periné si existe, por ejemplo, sospecha de pérdida de bienestar fetal. Hay que dejar muy, muy, claro que una episiotomía se evita de una sola manera: que el profesional que atiende el parto no la haga.

Ambas heridas, tantos los desgarros como las episiotomías, se producen en el periné. Y me diréis ¿qué es el periné? El periné (o suelo pélvico) es la región anatómica conformada por el conjunto de partes blandas (músculos y ligamentos) que cierran hacia abajo el fondo de la pelvis menor (pelvis minor), la excavación pélvica (cavum pelvis), y que incluye los genitales externos y el ano.
De las capas que está constituido, de las funciones que tiene, los cuidados que podemos llevar en el día a día y de cómo prevenir problemas futuros os hablaré más adelante en una serie de entradas específicas de suelo pélvico, así que no me voy a detener mucho más.
Lo importante hoy es que sepáis donde localizarlo, así que os resumo: el periné que vosotras en vuestra casa vais a ver y tocar, es aquel sobre el que os sentáis. Explicado de otra manera: el rombo que va desde el sacro hasta la sínfisis del pubis, pasando por los isquiones (los comúnmente llamados “huesos del culo”).
Pero, ¿qué es el masaje perineal?
El masaje perineal son una serie de movimientos en el periné mediante estimulación táctil que tiene como objetivo de estirar piel y tejidos y que se consiga aumentar la elasticidad de los mismos. Aumenta la circulación sanguínea en el periné, por lo que, con todo ello, se disminuye el riesgo de lesión durante el expulsivo.
¿Cómo debo hacerlo? ¿Tienen que hacérmelo?
El masaje perineal podemos hacerlo nosotras mismas (harto complicado justo al final del embarazo) o nuestras parejas. La diferencia estriba en los dedos que se utilizan, ya que la técnica del masaje en sí, es la misma.
Si nos lo hacemos nosotras utilizaremos los dedos pulgares, si nos lo hacen deberán utilizar los dedos índice y corazón. Introduciendo los dedos unos 3-4 cm. Pasos a seguir:
· Obviamente, debemos tener las manos limpias y las uñas cortadas; además, debemos haber vaciado la vejiga.
· Debemos estar colocadas en una posición cómoda. En el caso de hacer “automasaje”, semisentada o cuclillas (sentadas en el wc o bidé). Si nos lo van a realizar, podemos estar tumbadas.
· Está recomendado utilizar lubricante con base acuosa, aceites (oliva, almendras, rosa mosqueta) o cremas específicas.
· En todo momento, el masaje se hace en dirección al recto, nunca hacia la uretra. Así prevenimos infecciones de orina.
· Con los dedos lubricados, introducidos unos 3-4 cm, realizamos presión hacia el recto y luego hacia las zonas laterales de la vagina, estirando hasta sentir una sensación de escozor o quemazón.

· Mantener la presión forzada en la entrada de la vagina hacia la zona del ano, unos dos minutos. Debemos notar molestia.

· Con los dedos opuestos y los pulgares (como una pinza) coger esta zona y realizar un movimiento oscilante durante 3-4 minutos, estirando los tejidos de la vagina, los músculos y la piel.

¿Cuándo es necesario empezar y cuánto tiempo debo hacerlo?
Está demostrado ser eficaz si se empieza a partir de la semana 32, siendo el tiempo mínimo ideal, realizarlo las seis últimas semanas de embarazo. Las recomendaciones hablan de realizarlo 2 veces a la semana, pudiendo hacerlo diariamente.
La evidencia científica muestra que la constancia en su realización es la que consigue la mejora en la elasticidad del periné y, así, la reducción de la probabilidad de desgarros.
¿Debo tener alguna precaución o existen riesgos al hacerlo?
Como ya he comentado, hay que evitar tocar la zona de la uretra para prevenir infecciones urinarias. Si sientes escozor al orinar consulta con tu matrona.
Si bien es cierto que no es un masaje precisamente placentero, tampoco sería normal sentir dolor en su realización, tampoco debemos continuar sintiendo molestias una vez dejado de realizarlo. Si así fuera, debes consultarlo.
Si existen varices vulvares, infección de orina o infección vaginal de cualquier etiología, no debemos realizarlo hasta su curación.

Para terminar, me gustaría comentar un beneficio “a posteriori” que también hay que tener en cuenta: ayuda a la recuperación postparto. Ese aporte sanguíneo durante el embarazo al realizar el masaje perineal, mantiene los tejidos en un estado tan bueno, que las posibles heridas (en caso de que se produzcan) cicatrizan mucho mejor.
Tampoco hay que olvidar que al realizar de forma constante el masaje nos familiarizamos con nuestros genitales, y con las sensaciones que podremos llegar a sentir durante el expulsivo en el parto. Nos ayuda a familiarizarnos con esa sensación de estiramiento, de ardor en la piel en el momento en el que está saliendo la cabeza de nuestro bebé.
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* imagen «morfología del periné» y grafías sobre el masaje, extraídas de la web «federacion-matronas.org»
2 comentarios sobre “Masaje perineal: ¿de qué estamos hablando?”